La hipoteca a largo plazo es el préstamo a largo plazo por excelencia formalizándose habitualmente en una horquilla que puede ir desde los 20 a los 25 años, la diferencia con otros préstamos a largo plazo es que la vivienda adquirida queda en garantía del pago de la deuda, mientras que otros préstamos a largo plazo no tienen una garantía asociada.
Préstamos a largo plazo
En el caso de los préstamos a largo plazo, pueden usarse para financiar la compra de activos, siendo el más habitual entre los particulares la adquisición de un vehículo, pero en el caso de las empresas su uso también puede ser para financiar las operaciones de explotación, en cuyo caso, su uso es de vital importancia para asegurar la normalidad en la operativa de la empresa. La devolución de los préstamos a largo plazo se realiza en función de las cuotas pactadas, según el interés y plazo acordado.
Hipotecas
La utilidad de las hipotecas es incuestionable, otra cosa es que los desorbitados precios que han alcanzado las viviendas en España, unido a la fuerte crisis que vivimos que ha reducido la capacidad de pago de las familias, hayan formado un coctel explosivo que ha provocado que muchos deudores vieran realizada su «promesa de muerte» en su sentido menos deseado, la ejecución hipotecaria.
El interés asociado suele ser fijo o variable, asociado principalmente al Euribor que solemos ver en los noticiarios con sus subidas y bajadas, donde nos dicen afortunadamente lo que bajaran las hipotecas. Pero no siempre es así, ya que estas pueden tener asociadas clausulas suelo que impidan la bajada de la cuota mensual.
Hipotecas a 40 años: ventajas y desventajas
Las hipotecas a 40 años de plazo tienen esencialmente las mismas características que los préstamos hipotecarios habituales, por lo que para conseguirlas deberemos cumplir básicamente los mismos requisitos.
Sin embargo, tienen una particularidad: un plazo más largo que el habitual, que actualmente se sitúa en los 30 años. Así pues, tener hipotecas a 40 años nos permitirá conseguir una cuota más baja al alargar el plazo de devolución. Hay que decir, eso sí, que al final acabaremos pagando más intereses.
Además de las ventajas y desventajas que nos pueden aportar las hipotecas a 40 años, cabe señalar que estos productos a largo plazo suelen ser de tipo variable, ya que las hipotecas a tipo fijo normalmente se pueden devolver en un máximo de 30 años. Así pues, tendremos que tener en cuenta que, con el paso de los años, la cuota puede cambiar por influencia del euríbor.
Es especialmente importante este punto, ya que la cuota de una hipoteca variable puede cambiar en cada revisión y, si el euríbor sube, podremos llegar a pagar mucho más. Por lo tanto, al alargar el plazo de la hipoteca, estaremos durante más tiempo expuestos a esas posibles subidas.
Hipotecas hasta los 80 años
Lo cierto es que, actualmente, a pesar de que la oferta de préstamos hipotecarios es muy variada en España, hay muy pocas hipotecas a 40 años, dado que la mayoría de los bancos permite devolver el dinero en un máximo de 30 años. Sin embargo, a pesar de que ese sea el período máximo habitual, podemos tratar de negociar con la entidad para que el plazo sea algo más largo.
Otra manera más rápida de localizar este tipo de préstamos es utilizar un comparador de hipotecas, que nos permitirá además comparar estos préstamos con el resto de la oferta del momento.
Eso sí, hay que tener presente que nuestra edad también limitará el plazo que podemos conseguir. Esto se debe a que los bancos suelen poner una edad máxima para acabar de pagar la hipoteca, que suele establecerse entre los 75 y los 80 años.
Requisitos de hipotecas a largo plazo
Es bastante habitual que quienes deciden adquirir una casa no cuenten con el dinero necesario y tengan que recurrir a pedir un préstamo hipotecario, ya que el coste de este tipo de compras supone una de las mayores inversiones que se pueden realizar a lo largo de la vida, sobre todo el desembolso inicial. Hasta hace relativamente poco tiempo, para que un banco concediera una hipoteca era necesario contratar un seguro de vida y de hogar con la misma entidad financiera. En la actualidad, los clientes tienen la posibilidad de elegir contratar estas pólizas, bien directamente con el banco o a través de una compañía aseguradora externa. Antes de elegir un tipo de hipoteca u otra es recomendable informarse previamente sobre las diferentes opciones que existen para conseguir la mejor financiación. Del mismo modo, también es fundamental saber con antelación los requisitos que con total probabilidad nos pedirá el banco para aceptarnos el préstamo para la adquisición de la vivienda.
Condiciones para acceder a una hipoteca
- A la hora de conceder una hipoteca, uno de los puntos fundamentales que analizan los bancos es si el usuario tiene un trabajo estable, con contrato indefinido, una antigüedad determinada en la empresa y un salario aceptable. Éste último debe ser lo suficientemente alto para que la cuota de la hipoteca no suponga más del 30% o 40% del mismo, ya que en caso contrario la entidad financiera denegará el préstamo.
- El dinero que tengamos ahorrado también es un aspecto clave para que el banco nos apruebe el crédito. Dado que el dinero que ofrecen actualmente las hipotecas no llega al 100% del coste de la vivienda, es necesario contar aproximadamente con el 20% del precio del inmueble más todos los gastos que este tipo de transacción conlleva (tasación, notaría, registro de la propiedad, etc.).
- En determinados casos, el banco puede considerar que no reunimos los requisitos necesarios para hacer frente a una hipoteca y por ello, puede exigir que presentemos un aval como garantía en caso de posibles impagos. En una situación así hay que analizar de forma detallada los riesgos que supone para el avalista y su patrimonio.
- Para que el banco nos conceda la hipoteca es de suma importancia estar exento de compromisos financieros, como pueden ser otros préstamos personales, y obviamente no tener ninguna deuda pendiente a nuestro nombre.
- Las entidades financieras también exigen que la persona que solicita la hipoteca no haya alcanzado aún los 75 años y que sea mayor de edad.
- Aunque cada banco puede pedir una documentación específica, por norma general cuando se solicita una hipoteca hay que presentar el DNI, documento de vida laboral actualizado, última declaración de la renta, últimos movimientos bancarios, escrituras de otras propiedades si las hubiera, justificante del pago de otros préstamos y del ingreso de otro tipo de rentas además de la nómina.
Desde la reciente crisis económica, los bancos suelen analizar al máximo el perfil de cada persona antes de conceder una hipoteca para minimizar en la medida de lo posible el riesgo que supone este endeudamiento. Así, si quien está interesado en disponer de un préstamo hipotecario no reúne los requisitos anteriores más otros que pueda establecer el banco, difícilmente podrá disponer de este tipo de producto bancario.